El viaje empezó con buen pie, puesto que llegamos a primera hora al aeropuerto Schiphol de Amsterdam. Al ir a recojer las maletas dijo David "creo que Holanda me va a gustar mucho", lo cual parece que fue premonitorio. Cogimos el tren hasta Central Station y de ahí el autobús hasta el hotel, el cual, pese a estar en el extrarradio, en 15 minutos en autobús o tranvía te colocabas desde su puerta al centro de Amsterdam. Para el que quiera saber de un hotel de confianza aquí tenéis un enlace al mismo.
Una vez que dejamos las maletas nos fuimos a disfrutar la ciudad. Nada más volver al centro de Amsterdam nos pilló una lluvia impresionante. Aprovechamos para comer y ,una vez pasó el aguacero, nos dispusimos a realizar nuestra primera visita por los calles y los canales. Desde la plaza Dam paseamos hasta el famoso Barrio Rojo, que está a unos 5 minutos a pie. Aquí Mario y David no se fijaron en las chicas de alterne hasta que no llevábamos un buen rato por las calles. Una vez que lo hicieron se morían de risa al mirarse entre los dos. Nos comentaban en voz baja "Papa ... ¿que hacen en ropa interior dentro de un escaparate? .." No les debió desagradar, ya que nos pidieron dar otra vuelta por el Barrio Rojo.
Desde ahí bajamos hasta Renbrandtplein. Este lugar es una plaza donde, aparte de tener una estatua del pintor, hay bastantes bares y restaurantes. Desde aquí se puede ir al Magere Brug, uno de los puentes más famosos de Amsterdam. Y como la noche amenazaba tormenta nos fuimos en tranvía al hotel a descansar, ya que nuestro viaje no había hecho más que empezar ....
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