Tercer día y expectantes hacia lo que era la excursión estrella del viaje: la subida al Jungfrau. Esta montaña de 3500 metros es conocida porque es el punto más alto de Europa donde se puede subir en tren. El punto de partida es Interlaken, pero nosotros decidimos coger el tren en Grindewald.
EL tiempo total de subida desde esta estación es de 3 horas, ya que el tren sube por via normal hasta Kleine Scheidegg, pero a partir de ahí te has de montar en otro tren cremallera que sube hasta arriba por el interior de la montaña del Jungfrau.
Al llegar arriba, y una vez acostumbrados a la altura, nos fuimos raudos a ver el palacio de hielo. Aquí, y tal como dice su nombre, todo es de hielo: pared, suelos, bancos y esculturas. David se cayó un par de veces porque has de ir caminando como si tuvieses patines.
Al final del palacio de hielo está la salida al pico de la montaña. Desde aquí se puede ver el glaciar y cómo algunos aventureros llegan a pie desde la falda dela montaña. Solo decir que la temperatura era de -10 bajo cero. La foto en que posamos toda la familia lo dice todo...
Tras comer fuimos a un mirador y de allí salimos a la parte sur de la montaña, desde la que se puede esquiar y jugar con tirolinas o trineos. El frío hizo que Mario y David no aprovechasen la gran cantidad de nieve que había, ya que era difícil estar mucho tiempo fuera del refugio.
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