Tras pasar unos días maravillosos en Bretaña tuvimos que ponernos nuevamente en marcha. Nuestro destino era la capital del país: París.
Llegamos la mediodía y, tras dejar las cosas en nuestro céntrico apartamento, nos pusimos rápidamente en camino, puesto que Mario y David estaban realmente impacientes de ver la torre Eiffel. La cara que pusieron nada más bajarnos de la parada de Trocadero no tenía precio: estuvieron con la boca abierta hasta llegar a una de las entradas de la torre.
Mario y David por fín en la torre Eiffel
En lo alto de la torre
La familia al completo
Tras hacer las dos horas de cola correspondientes, subimos hasta el punto más alto de la torre. Desde allí pudimos ver todo el centro de la ciudad: Notre Dame, los Inválidos, el Sagrado Corazón .....
La torre Eiffel al anochecer
Otra panorámica de la torre
Al bajar se nos hizo de noche y pudimos apreciar cómo la torre se fue iluminando poco a poco. Tras comer una deliciosa crepe nos fuimos caminando hasta el Arco de Triunfo.
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