Hacía tiempo que queríamos llevar a Mario y David a visitar el valle de Arán, pero no encontrábamos el momento. La ocasión se presentó el fin de semana del puente de la Constitución, puesto que se juntaron dos factores determinates: el valle estaba a tope de nieve y el fin de semana iba a hacer una temperatura ideal para disfrutarla.
Nuestra parada para para dormir fue el Hotel Peña, en Pont d'Arrós. Desde allí hicimos nuestra primera excursión hacia Arrós, pudiendo comprobar la cantidad de nieve que había en el valle. Tras una caminata deliciosa, Mario y David acabaron jugando en la piscina del hotel.
David con dos carámbanos de hielo cogidos en la camino a Arrós
Mario y su "metralleta" de hielo
Camino a Arrós
Al día siguiente realizamos una de las rutas más interesantes que hemos hecho: el camino al monaterio de Montgarri desde Plà de Beret. Hay que subir en coche hasta el aparcamiento de Beret y desde allí coger cualquiera de los dos caminos que llevan al monasterio. El paisaje completamente nevado hizo que tuviésemos que realizar el paseo con raquetas de nieve.
El pasado fin de semana decidimos imitar la película "Entre copas" y nos fuimos, sin niños, a realizar una ruta gastronómica con el vino como protagonista. Cambiamos California por el Priorat y el mal rollo de parejas de la película por el buen rollo de Gustavo, Rosa, Encar, Jose, Montse y Pedro. EL centro de operaciones fue una hermosa casa rural ubicada en Capçanes, cerca del Priorat y desde allí dedicamos el sábado a catar vinos y el domingo a realizar alguna que otra ruta. ¡¡¡ Fin de semana espléndido que esperamos repetir!!!
Rosa y Gustavo a punto de iniciar la ruta a Capçanes
Nuestro viaje estaba llegando a su fin, pero ¿Qué es un viaje a Grecia sin una visita a sus islas?. Así que decidimos que los últimos días los pasaríamos en alguna de ellas. La escogida fue Hydra, situada en el Golfo Sarónico a unas dos horas de Atenas.
Mario y David al llegar a Hydra
Rosa, Mario y David ante el puerto de Hydra
Puerto de Hydra
Con una extensión de 50
kilómetros cuadrados, esta isla montañosa cuenta con menos de 3 mil
habitantes. Si bien cuenta con un importante número de visitantes, por
lo general se trata de atenienses o griegos y no tanto de turistas
internacionales. Una de sus particularidades es la de no permitir la
circulación de vehículos por la isla, por lo que la mayoría de la gente
se traslada caminando o en burro (Mario y David disfrutaron de un paseo a la playa encima de uno).
Mario y David a punto de ir a la playa en burro
En la terraza del hotel Mira Mare
Cosas a recomendar para todo aquel que quiera disfrutar de unos días de tranquilidad: Las tabernas del puerto (sobretodo los desayunos del Skypper), la playa del hotel Mira Mare y la cantidad de gatos que hay por toda la isla.
Desde Atenas se pueden realizar varias excursiones de ida y vuelta a la capital. Nosotros dedicamos una tarde a ver el cabo Sunión y un día entero a visitar Epidauro y Micenas.
En el cabo Sunión se encuentra un templo dedicado al dios Poseidón, pero el verdadero interés en visitarlo radica en que ver la puesta de sol más famosa de toda Grecia. Para llegar al cabo se bordea toda la costa sur del Ática por lo que podemos disfrutar de una vista de las playas de esa zona. Una vez que lleguemos al cabo hay que tener en cuenta un aspecto importante: aunque avisan que cierran las visitas al atardecer a partir de las 19:00 ya no dejan entrar a nadie.
Mario ante el templo de Poseidón del cabo Sunión
Epidauro y Micenas se encuentran en el Peloponeso a unas tres horas de Atenas.En primer lugar fuimos a ver Epidauro, donde se encuentra en más famoso y mejor conservado teatro griego de la antiguedad. Solamente el hecho de poder visitar este teatro merecen la pena las horas de coche. Mario y David disfrutaron de lo lindo cantando desde la piedra central del escenario del teatro y se maravillaron de la magnífica acústica natural del recinto. Lo que si recomendamos plenamente es comer en la playa del pueblo de Epidauro. En una de sus calas privadas disfrutamos de un delicioso atún y de un baño maravilloso.
Mario, Rosa y David ante el templo de Epidauro
Apunto de bajar a cantar
Rosa, Mario y David en las ruinas de Epidauro
Mario y David en la playa de Epidauro con nuestro coche de alquiler
En una de las calas de Epidauro
Los hombres Álvarez tras el chapuzón
En cuanto a Micenas, la familia Álvarez-Ramos pudo ver de cerca uno de sus monumentos preferidos: la puerta de los leones. El resto de la ciudad está bastante en ruinas, pero a pesar de que han pasado más de 4000 años, sus murallas ciclópeas siguen maravillando a aquel que las vea.
La tercera escala de nuestro viaje fue Atenas, cuna de la civilización occidental y el origen de la
democracia. Nuestro hotel estaba bastante céntrico, con unas vistas espectaculares de la Acrópolis desde su terraza y una piscina que hizo que Mario y David pudiesen soportar mejor el agobiante calor ateniense.
David en la piscina del hotel y la Acrópolis al fondo
Atenas se puede visitar perfectamente en tres días, ya que todo su interés se centra en la zona de la Acrópolis y Ágora y sus barrios circundantes la Plaka y Monastikari. Nuestra primera visita fue subir a la Acrópolis y ver sus templos sagrados: el Partenón, el Erecteion, el templo de Atenea Niké ..etc. Mario y David no pararon de preguntar el porqué estaba todo tan roto.
Frente al teatro de Herdodes Atico
Mario y David en la cara norte del Partenón
Mario y Gustavo con las cariátides al fondo
La segunda visita arqueológico obligada es el Ágora, recinto social y político de la antigua Atenas y donde en la actualidad se encuentra el mejor templo griego conservado: el templo de Hefesto.
Mario, Rosa y David frente al templo de Hefesto
Templo de Hefesto
Ágora de Atenas
En cuanto a la Plaka es el barrio más antiguo y la zona turística por excelencia de Atenas. Es la zona más popular, pintoresca y lugar altamente recomendable para buscar un restaurante donde comer (fue bastante pintoresca la cena de nuestra última noche con un hombre bailando el sirtaki al lado de nuestra mesa sin parar). En la calle Adrianú, que recorre el
centro de Plaka, es donde Rosa mejor se lo pasó con sus tiendas pintorescas
Después de dos días maravillosos en Meteora continuamos nuestra ruta hacia Atenas, pero antes de llegar a la capital griega hicimos una parada que todo viajero debe hacer si está en el país helénico: Delfos.
Roca de la pitonisa
Rosa y el Templo de Apolo al fondo
Esta localidad el famosa porque estaba ubicado el oráculo. Cuenta la motología que en Delfos había caído el «ónfalos», la piedra que señalaba el centro del mundo. El dios Apolo fundó entoces uno de sus principales santuarios, después de vencer a la
serpiente Pitón, que allí vivía, para apoderarse de su sabiduría.
Estableció su oráculo, al que acudían los griegos para preguntar a los
dioses sobre todo tipo de cuestiones, haciendo que una sacerdotisa,
llamada Pitia o Pitonisa, en memoria de la serpiente Pitó, transmitiera
las respuestas. Delfos llegó a ser el centro religioso del mundo
helénico.
Rosa y el tesoro de los atenienses
David ante uno de los numerosos tesoros de Delfos
Actualmente, Delfos es un pequeño pueblo turístico ubicado en la ladera sur del monte Parnaso, con unas vistas sorprendentes del valle y el mar. La mayor parte de los hoteles y bares tienen excelentes miradores y cualquiera de ellos es altamente recomendable para comer.
Vistas impresionantes desde la parte más alta de Delfos
Gustavo y Mario con el templo de Apolo y el tesoro de los atenienses al fondo
Los Álvarez-Ramos decidimos este año ir a Grecia, puesto que teníamos ganas de visitar un país que nos ofrecía numerosos contrastes: montaña, historia, playas, monumentos ...etc. Desde Girona viajamos en avión hasta Tesalónica, donde cogimos un coche que nos permitiese hacer todos los kilómetros que el trayecto por todo el país requería.
Nuestra primera parada fue Meteora, situada en la región de Tesalia y conocida por sus famosos monasterios construidos sobre las montañas. Existen veintidós monasterios, aunque los más interesantes para visitar son Varlaam y el
Gran Metéoron.
Rosa y el monasterio de Varlaam al fondo
Mario y Varlaam
Rosa, Mario y David en el punto más alto de Meteora
Antiguamente el único acceso consistía en
rudimentarios ascensores con un cesto y una cuerda en el que los lugareños depositaban
las provisiones. Con el tiempo se han ido construyendo escaleras y puentes que permiten
la visita. La visita a Meteora se puede hacer fácilmente en un día. Es
conveniente pasar al menos una noche en cualquiera de los dos pueblos
cercanos al lugar, Kalambaka o Kastraki.
Subida al Gran Meteoron
Refrescándose en el monasterio de Gran Meteoron
La visita turística a los monasterios de Meteora se realiza
mediante un circuito de 17 kilómetros que se puede hace tanto a pie como en carretera. Si se va en coche hay aparcamiento cerca de cada monasterio, aunque después hay que subir las empinadas escaleras de acceso a cada uno.
Monasterio de San Esteban
A punto de empezar la subida al monasterio de San Esteban
La entrada a cada monasterio cuesta 2 ó 3 euros y se exige vestimenta
adecuada. Las
mujeres han de evitar llevar los hombros descubiertos y usar pantalones o
minifaldas; los hombres no pueden usar pantalones cortos o camisetas de
tirantes.
Comiendo en una de las hermosas tabernas de Kalampaka
Aquí os dejamos un par de videos "narrados" por Mario y David:
