28 de abril de 2010. (18.00h)Hay instantes que queremos retener en nuestra memoria, unos segundos que nos llenan de felicidad. El miércoles fue uno de esos momentos cuya imagen me acompañará toda mi vida. Mi hijo Mario me transmitió en un momento toda su ternura, su sensibilidad y su enorme dulzura.
En el colegio ganó el premio de poesia de Sant Jordi de su curso. Fue un gran orgullo, pero lo que más me emocionó fue el poema, dedicado a mi, "a la seva mare". Con sencillez y con sentimiento leyó uno a uno los versos...y la emoción se transformó en felicidad, en orgullo y me reafirmó que esos son los momentos por los que vale la pena vivir...y me estremecí al comprender una vez más que ellos, Mario y David, dan sentido cada día a mi vida.
La verdad, fue un momento muy emocionante para todos.
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