Carcassonne es un sitio que hace tiempo que queriamos visitar y, por una razón o por otra no encontrábamos la ocasión. Así que sin pensarlo dos veces buscamos alojamiento y nos fuimos dispuestos a pasar un buen fin de semana en la capital cátara.
Salimos temprano de Cornellá y tras tres horas de viaje llegamos a nuestro apartamento. Aqui tenéis un enlace son información sobre el mismo. No está del todo mal, ya que no es caro y se encuentra pegado a la muralla de la ciudadela.
Tras dejar el equipaje nos fuimos a visitar el centro medieval. Hacía un frio que casi no dejaba pasear, pero como somos una familia valiente nos pusimos manos a la obra. Lo primero que llamó la atención de Mario y David fue una tienda de souvenirs llena de figuras y armas medievales así que compramos las espadas de juguete pertinentes.
Lo más bonito que tiene Carcassonne, aparte de pasear por sus calles amuralladas, es la visita al castillo interior. En él Mario y David recorrieron su línea defensiva y comprobaron lo canutas que lo deberían pasar los atacantes para conquistar la ciudad.
La noche del sábado fue curiosa ya que en el centro de la ciudad de Carcassone habían puesto una pista de hielo para patinar. Mario se atrevía a entrar en la pista, pero Gustavo no se veía con corazón. Lo único negativo de un gran fin de semana es que no encontramos un sitio decente ni para comer ni para cenar (Rosa de fe de ello).
Salimos temprano de Cornellá y tras tres horas de viaje llegamos a nuestro apartamento. Aqui tenéis un enlace son información sobre el mismo. No está del todo mal, ya que no es caro y se encuentra pegado a la muralla de la ciudadela.
Tras dejar el equipaje nos fuimos a visitar el centro medieval. Hacía un frio que casi no dejaba pasear, pero como somos una familia valiente nos pusimos manos a la obra. Lo primero que llamó la atención de Mario y David fue una tienda de souvenirs llena de figuras y armas medievales así que compramos las espadas de juguete pertinentes.
Lo más bonito que tiene Carcassonne, aparte de pasear por sus calles amuralladas, es la visita al castillo interior. En él Mario y David recorrieron su línea defensiva y comprobaron lo canutas que lo deberían pasar los atacantes para conquistar la ciudad.
La noche del sábado fue curiosa ya que en el centro de la ciudad de Carcassone habían puesto una pista de hielo para patinar. Mario se atrevía a entrar en la pista, pero Gustavo no se veía con corazón. Lo único negativo de un gran fin de semana es que no encontramos un sitio decente ni para comer ni para cenar (Rosa de fe de ello).
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